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“Masacre laboral” contra los obreros de Chiclets Adams/Cadbury en Cali

Por José Antonio Gutiérrez D.   IAgosto de 2015I


Frente a la empresa de Cadbury-Chiclets Adams en el barrio Calima de la ciudad de Cali, los obreros se han agrupado en “carpas de la resistencia” para protestar por el cierre de la empresa, propiedad de Mondelēz Internacional, multinacional norteamericana, que produce una serie de productos, entre ellos las galletas Oreo, Motitas, Sparkies, Halls, Chiclets Adams, Bublicious, Trident, Bubbaloo, Certs y Club Social. Esto no es una huelga, sino una lucha sindical para reclamar el derecho al trabajo. Las paredes de la fábrica se encuentran llenos de carteles en que denuncian a la multinacional, que llaman al boicot de sus productos y al reintegro de los trabajadores. Denuncian, en fuertes términos, lo que llaman una “Masacre Laboral” en contra de los trabajadores. Un obrero comenta que “esto es una masacre laboral, porque con este cierre, unilateral, fraudulento, nos han cortado nuestros proyectos de vida, nuestra estabilidad. Por ejemplo, yo iba a comprar una vivienda y ahora el banco me ha rechazado el préstamo. Son muchas las afectaciones que los obreros estamos sufriendo solamente por la codicia de una multinacional que nos ve como máquinas viejas que pueden desechar cuando ya les han sacado todo el uso que podían”.


El despido masivo como “retiro voluntario”: engaño a los trabajadores 

El problema de los trabajadores, comenzó a mediados de Mayo, cuando la empresa comunicó que, debido a obras, se cerraría el parqueadero durante el fin de semana y que el día 19 se esperaba a todos los trabajadores en el Centro de Eventos Valle del Pacífico para un evento sobre las perspectivas para el 2015. Según los trabajadores, también se dijo que la empresa sería fumigada y que por eso los obreros deberían sacar sus cosas de los lockers y dejar sus elementos de protección en cajas.


Jhon Freddy Dosman, Fiscal de la Junta Directiva de SINTRAIMAGRA-CALI (sindicato industrial al que está adherido el sindicato de base SINTRACADBURY que agrupa a los trabajadores de esta empresa), nos comenta que “apenas llegamos ese día al Centro de Eventos notamos muchas cosas raras. Por ejemplo, había dos cordones de seguridad y detector de metales. También estaba el abogado de la empresa. Vimos entonces que se venía algo malo. Nos hicieron registrar, nos dieron escarapelas y luego nos dividieron en distintos salones. A la directiva nos enviaron a un salón, a los otros trabajadores a los demás 20 salones, separando a los trabajadores de contrato indefinido de los de término fijo. Nosotros nos negamos a entrar al salón a esa encerrona, y comenzamos a alertar a los trabajadores de que no firmaran nada y estuvieran atentos a las orientaciones de la junta directiva. Les dijimos que apenas se hablara de cierre, nos tomáramos el evento y no lo dejáramos avanzar. 

Discutíamos con Julián Flórez Loayza, gerente de planta, que nos quería hacer ingresar al evento, cuando nos avisan por teléfono que adentro ya se hablaba de cierre, que por rezago tecnológico, carga prestacional, crisis económica, costo de materia prima como el azúcar y por la pésima infraestructura vial del país que encarecía el proceso. A la gente le estaban dando unos paquetes para que firmaran un ´retiro voluntario´, como si no hubiera sido decisión unilateral de la empresa sino un acto voluntario de los trabajadores. En ese momento entramos al evento a tomarnos el salón y sacar la gente, porque esto era una estafa, un acto ilegal, no había ninguna autorización del Ministerio del Trabajo para despedir la gente. Esto fue un caos, la gente estaba con crisis de nervios y la empresa ya había previsto que esto podía pasar porque tenía aprestadas dos ambulancias.”

Cuando la empresa ve que el sindicato no se acoge a esta propuesta y que comienzan a incitar a otros compañeros a no acogerse, entonces radican a las 9:16 am la solicitud de despido ante el Ministerio del Trabajo. De la cifra total de 700 trabajadores de la empresa, pidieron el “retiro” a 539; mediante el engaño, lograron que unos 300 trabajadores firmaran ese día. Se estaba pidiendo el “retiro voluntario” a los 480 obreros de producción y sólo a 60 de los administrativos. La mayoría de los administrativos siguieron trabajando en las oficinas de Cali; este golpe fue dirigido fundamentalmente en contra de la producción.


¿Qué hay detrás del cierre? 

Las razones dadas por la empresa para cerrar fueron consideradas espurias por parte de la mayoría de los trabajadores. Una obrera de empaque nos mencionaba que “nosotros ganamos un premio a nivel latinoamericano una semana antes de la masacre laboral. Lo ganamos con esas máquinas supuestamente obsoletas. El trabajo nosotros lo hicimos siempre con amor y entrega, siempre cumplimos en términos de productividad, le ganamos en calidad a países que eran, mejor dicho, la verraquera”. Entre las certificaciones obtenidas, que dejan en entredicho el supuesto rezago tecnológico, están las ISO 2001 (calidad total), 14001 (manejo ambiental), 22000 (inocuidad del producto), 9000 (gestión de calidad), la OHSAS 18001 (salud ocupacional) y también han logrado pasar cuatro líneas de productos (Trident, Bubaloo, Halls y Chiclets) por el sistema de 6 Sigma. Según Dosman, “nunca hubo bajón en la producción, se trabajaba de domingo a domingo en tres turnos, normal. El 16 de Abril, incluso, nos dijo la gerente Carolina Orozco que se iba a intensificar la producción y teníamos que estar preparados para eso.” Mientras la empresa dice tener pérdidas millonarias, resulta curioso que la Superintendencia de Sociedades registre un importante aumento de las ventas del orden de los $419.669 millones en 2014, muy superior a los $362.529 millones vendidos en el 2013 (El País, Cali, 19/05).

Viviana Ávila, fiscal de SINTRACADBURY-ADAMS, señala que esto es parte de un proceso de desindustrialización que está viviendo Cali como parte del reacomodamiento estructural de la economía regional en el marco de los Tratados de Libre Comercio, principalmente con los EEUU y con la Unión Europea, en el cual están atacando la producción local. Este plan de desindustrialización ya ha comenzado con el cierre de la planta de Michelin y de Bayer en Cali, y que después de ellos, vendría Palmolive, Casa Luker, Johnson, Coca-Cola y otras compañías, porque se buscaría “desindustrializar a Cali para convertirla en una distribuidora dentro del marco de la Alianza del Pacífico”. Según ella, el acuerdo Obama-Santos de protección a los sindicatos fue una farsa que “quedó en el papel, porque si no, mire lo que está pasando, cómo nos están atacando a los sindicatos”.

El presidente de SINTRACADBURY-ADAMS, Harley Marmolejo, nos dice que si bien la desindustrialización es una de las causales de todo esto, es muy probable que la empresa quiera volver a abrir “aquí o en otro municipio, pero con trabajadores tercerizados y precarizados. Ellos pueden reabrir diciendo que la casa Matriz que está en EEUU, o la misma Cadbury en Inglaterra, les solicita hacerlo y ellos se lavan las manos ante los trabajadoresSabemos que tienen un programa llamado Semilleros, en el que dieron experiencia laboral a personas desde el 2010 en adelante, y a ellos los pueden llamar cuando quieran para trabajar al salario mínimo o al destajo. Es que nuestros salarios son una talanquera para la compañía, así como nuestras prestaciones, todo lo que hemos ganado con nuestra lucha, con el sacrificio de los viejos sindicales que lograron estas mejoras. Somos un estorbo, porque tenemos gente enferma por el trabajo, después de entregar la vida y haber sido de punta en la productividad. Porque como le hemos dicho, de todas las plantas de esta multinacional, Cadbury Cali fue certificada como la mejor en términos de calidad y productividad. Es más preocupante que algunos hablan de que se podrían llevar la producción a México”. 


La resistencia de los trabajadores 

Hoy son 190 obreros los que quedan en pie de lucha, que se declararon en asamblea permanente y el mismo día 19 de Mayo instalaron tres “carpas de resistencia”, una en cada entrada de la empresa. Los obreros se dividen en tres turnos para estar en esta protesta, tal cual lo hacían cuando iban a trabajar. “Algunos medios nos muestran como si hubiéramos sido nosotros los que cerramos la empresa, cuando no estamos en huelga y en ningún momento paramos la producción. Nosotros solamente estamos defendiendo nuestro derecho al trabajo”, señala Dosman. Estas palabras encuentran eco en la opinión del presidente de SINTRAIMAGRA-CALI, Jesús Ernesto Rojas, quien insiste que “esta lucha es para defender los derechos de los trabajadores, porque si hacen esto con nosotros, el día de mañana lo hacen con cualquiera. Esperamos que esta lucha sirva para que los trabajadores despierten y se unan.”

En estos momentos, los obreros en resistencia siguen siendo empleados activos de la empresa, la cual tomó de manera unilateral, la decisión de decretarlos bajo “licencia remunerada”. Marmolejo explica que esta figura representa un detrimento para los trabajadores, porque “no nos dan salud por riesgos laborales, frenan las prestaciones, no hay bonificaciones, con lo cual el salario se reduce al básico”. De momento siguen recibiendo remuneración y prestando sus turnos en las carpas de resistencia, mientras esperan que en un mes y medio el Ministerio del Trabajo falle en relación a la solicitud de despido. Según Marmolejo, “la empresa es anti-sindical por donde la mire, desconoce a la organización sindical de los trabajadores”, y señala que ha habido intimidación a algunos compañeros y rumores de que quieren comenzar a despedir a algunos de ellos por solidarizarse en esta lucha. También pretenden levantar el fuero sindical de los dirigentes. Actualmente, nos indica Marmolejo, existe una solicitud de la empresa para levantarles el fuero sindical en el Juzgado 13 Laboral de Cali. Nos confirman que dos trabajadores a término fijo no recibieron sus ingresos en Julio y que uno más recibió una notificación anunciando la terminación de su contrato con una indemnización pobrísima: todo esto ocurre aún antes de que el Ministerio del Trabajo se pronuncie ante la solicitud de la empresa de terminar los contratos de estos obreros.

Ávila dice que si bien el 25% de los obreros de planta son mujeres, solamente hay un puñado de ellas en la resistencia, “porque a las mujeres nos toca más difícil; tenemos una lucha en el hogar y otra acá en el trabajo”. Una obrera empacadora nos señala que llevarán esta lucha hasta el final, “queremos nuestro empleo, el reintegro, porque acá habemos gente de 40 años, de 50 años, y ya no recibimos empleo. Si vos tienes 25 años ya no servís aquí. Somos viejos para buscar trabajo nuevo, pero muy jóvenes para jubilarnos. Así que nos toca tener valor en esta lucha, porque si fuéramos cobardes, ya habríamos firmado sus papeles.”


Solidaridad, la ternura de los pueblos 

La solidaridad recibida por parte de otros sindicatos ha sido abrumadora. Ávila nos comenta que han recibido víveres, palabras de moral, que las otras organizaciones sindicales en el Valle se han mantenido pendientes de su lucha. “Acá han venido a darnos ánimo y ayudarnos materialmente la CUT, SINTRAEMCALI, SINALTRAINAL, SINTRAPALMOLIVE, entre otros, han venido compañeros de Palmira, de Buga, de todo el Valle. Hemos sentido mucho el apoyo de los sindicatos que nos han aconsejado mucho, y el que escucha consejos llega a sabio. Pese a que nos han dado dardos bien fuertes, ellos nos dan fuerzas para seguir luchando”.

Respecto a los compañeros en resistencia que no han recibido ingresos, nos dice Ávila que “toda la solidaridad es bienvenida, pero que hace falta la solidaridad económica, porque esos compañeros no están recibiendo remuneración, nada. Estamos contrarrestando esta arremetida que nos ocurrió recién el viernes pasado. Nos toca hacer rifas, kermeses, mercados, actividades para conseguir ingresos, rumbas, aeróbicos, empanadas, champús, lo que sea, esperamos que la gente esté pendiente para que nos apoyen y nos den toda su solidaridad.”

La importancia de esta lucha sindical no puede ser subestimada. Al hablar de “Masacre Laboral”, los obreros recalcan la continuidad entre la destrucción de las bases organizadas de la clase obrera, con el proceso sistemático, que viene desde hace tres décadas, de eliminar a la dirigencia sindical mediante el asesinato, creando un auténtico genocidio sindical en Colombia, país líder, con diferencia, en sindicalistas asesinados en todo el mundo. Es importantísimo que la clase obrera colombiana refuerce su decisión de lucha y su organización, pues de cara a los Tratados de Libre Comercio, se vienen tiempos muy duros. Esto requiere la rearticulación de un sector sindical clasista y combativo, que esté a la altura del momento y que convierta la solidaridad, en el eje central de su accionar, rechazando el estrecho gremialismo para volver a lo mejor de la tradición clasista. Sin una amplia solidaridad, es muy difícil que la clase trabajadora pueda soportar esta ofensiva patronal que busca reducir los salarios a su mínima expresión, precarizarlo todo y destruir lo poco que queda en términos de derechos laborales, todo en nombre de la sacrosanta ganancia, de los millones que otros han sudado y con los que ellos se llenan sus bolsillos. Parafraseando a Martin Niemöller, primero vinieron por Chiclets Adams/Cadbury… después vendrán por el resto de los trabajadores del sector producción y si no nos paramos hoy para la defensa de esta clase trabajadora, pronto no quedarán sindicatos para defender a los trabajadores. La victoria de SINTRACADBURY será la victoria de toda la clase trabajadora colombiana.





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